martes, 14 de mayo de 2013

los hornos de hitler capitulo 16,17,18 & 19 angeles valdez guerrero #206



Algunos Detalles de la Vida Detrás de las Alambradas
(Capitulo XVI)

En este capítulo relata que en 1944 la vigilancia disminuyo pero bueno en un campo de concentración por desgracia no todo lo bueno dura mucho, los internos estaban separados por una alambrada eléctrica, un roce con la alambrada era mortal, los internos aprovechaban para buscar a sus parientes o intercambiar información (rumores la mayor parte de las veces), pero los alemanes no desperdiciaban oportunidad pues cuando había muchos internos en la alambrada aprovechaban para disparar y pues exterminarlos. 
Olga vio tantos casos de muertes auto provocadas por la alambrada eléctrica  y a internos con heridas provocadas por los disparos. 
En  el campo de concentración aparte de separarlos por capos y por los uniformes también se les tatuaba a la gente que por lo que yo comprendí era como un salvavidas (algo que las protegía). Otras formas de marcar a los internos eran algunas insignias sobre su uniforme la "P, R, NN, etc." representaban la distintas nacionalidades. 
Bueno en los campos deportaban a muchas personas que ya no eran mandados por algo si no porque si (en algún caso) como lo eran con monjas y sacerdotes, a estos últimos se les insultaba y burlaban de ellos pero siempre las monjas se mantuvieron firmes y en paz




Los Métodos y su Insensatez
(Capitulo XVII)

Auschwitz era un campo de trabajo, pero Birkenau era un campo de exterminación. Sin embargo, había unos cuantos comandos de trabajo en Birkenau, destinados a distintas tareas  a olga la obligaban a partcipar en algunos trabajos En primer lugar estaba el "Esskommando", integrado por los que transportaban la comida. Después de la lista de la mañana, Olga iba a la cocina con sus  compañeras para hacerse  cargo de los alimentos. Tenían que cargarlos hasta el hospital, que estaba casi a un kilómetro. Por lo menos, pero este les resultaba demasiado cansado, había algunas tareas totalmente inútiles como que se les ordenaba trasladar a mano un montón de piedras de un lugar a otro. Cada internada debía llenar hasta el borde dos cubetas. En ocasiones, tenían que cargar ladrillos y hasta barro, en lugar de piedras. Estas tareas el objetivo de quebrantar su resistencia física y moral, y hacerlas candidatas para las "selecciones”. En cuanto a el ’Aussenkommando’’ ellos salían a primeras horas de la mañana, los que pertenecían a estos grupos tenían que realizar su trabajo con el estómago vació sin comida, ni tan siquiera el líquido amarillo al que los cocineros llamaban té o café. Los supervisores los vigilaban constantemente procurando que no tuvieran un solo momento de reposo. Al desmayarse era un fenómeno sumamente común, porque en los comando siempre figuraban personas enfermas.

Nuestras Vidas Privadas
(Capitulo XVII)

Durante seis meses Olga estuvo  compartiendo el pequeño espacio de la Habitación 13 con cinco personas. Ella  pensaba que la doctora "G." era, la más interesante de sus  compañeras. Había sido médico en Transilvania, y no quería aceptar, hasta el extremo de que era positivamente peligroso para ella, el hecho de que ya no vivía su existencia anterior a los días de Auschwitz. Todas las tardes les contaba que la blocova la había invitado a tomar el té, y describía aquello como si fuese uno de los tés elegantes de sociedad que conociera antes de la guerra. La segunda compañera de Olga  era una muchacha rubia esta les decía que era medica pero a lo mucho que pensaban era que había llegado era a primer año de medicina, Ella no se atrevía a aplicar un vendaje, y tenía mucho miedo a que los alemanes descubriesen que había mentido, porque terminaría en el crematorio, como les había ocurrido a otras que declararon falsamente ser médicas. La tercera compañera era la doctora Rozsa, pediatra checa, médica de verdad. Trabajaba con entusiasmo y fidelidad a su vocación. Era una mujer fea y de baja estatura, que debía tener unos cincuenta y cinco años. Se dice que resultaba emocionante oírla hablar del gran amor que había dejado allá en su tierra. La  cuarta compañera de habitación, era cirujana de primera clase, y en otro tiempo había sido la principal asistente del marido de Olga quinta compañera era una dentista. Se había casado inmediatamente antes de ser deportada y la habian detenido juntamente con su marido.




Las Bestias de Auschwitz
(Capitulo XIX)
De todos los S.S. que había en el campo el que adquirió mayor notoriedad fue Joseph Kramer, "la bestia de Auschwitz y Belsen", que fue el Criminal No. 1 en el proceso de Luneburg. Pero las internadas teníamos escaso contacto con él. Como Comandante en Jefe de una gran parte del campo, rara vez abandonaba las oficinas de la administración, y se presentaba únicamente para realizar determinadas inspecciones o en ocasiones especiales. Se debía que Kramer había desempeñado muchos oficios en su vida. Una vez había sido tenedor de libros. Indudablemente, llevaba los libros sobre las vidas humanas de Auschwitz con toda exactitud, porque era él quien recibía las órdenes de Berlín relativas a la escala de exterminio. Era un hombre robusto. Tenía el pelo oscuro cortado a la marinera, y sus ojos eran negros y penetrantes. No se olvidaba fácilmente su fisonomía dura y severa. Tenía un andar pesado y sus maneras eran reposadas e imperturbables. Todo lo relativo a su personalidad le daba un aire de Buda. Olga al parecer o vio unas cuantas veces en la estación cuando se realizaban las selecciones de los contingentes recién llegados fue el día después de haber sido liquidado miles de seres humanos del Campo Checo. Y lo volvió a ver en otras ocasiones La primera fue durante el verano de 1944.  Cuando los alemanes ordenaban gritando por la tarde  ¡todo el mundo fuera! ¡Desocupen las barracas!, Se les reunió en la gran explanada que había delante de las barracas. En aquella ocasión, los alemanes no tuvieron en cuenta los precedentes anteriores, porque nos autorizaron a sentarnos en tierra, privilegio.

maria de los angeles valdez guerrero # 206

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