Alumna:
Gabriela Jacqueline López García. "Hornos de Hitler"
Capitulo
XII. “El Depósito de Cadáveres”
En este capituló la señora Olga narra como a pesar de que
trabajaba en la enfermería tenía que trasladar los cadáveres del hospital (ya
que se los ordenaban); aparte de esto tenían que limpiarlos y a pesar de que no
tenían mucha agua para los vivos, mucho menos para los muertos. Después de esto
los aventaban a un montón de cadáveres putrefactos; esto era aún más repugnante
ya que no tenían para limpiarse las manos y así tenían que seguir su día; si no
hacían esto rápido los alemanes se disgustaban y las golpeaban para que lo
hicieran más rápido, había veces que se tropezaban con los cadáveres por lo
mismo de que lo querían hacer rápido. Muchos de aquellos cuerpos pertenecían a
personas que habían muerto con enfermedades terribles.
Había una joven polaca que platicaba sólo de su madre le
tenía mucho amor, ella decía a la señora Olga que su madre se encontraba en las
montañas que los Alemanes jamás la encontrarían ahí, pero un día que penetraban
en el deposito la chava comenzó a reír a carcajadas histéricas, la señora Olga tuvo
que sacarla de ahí para que los Alemanes no la mataran, ella había descubierto
a su madre ahí entre los cadáveres a la cual creía tan segura.
Las mujeres estaban muy flacas por lo mismo de que no las
alimentaban adecuadamente, la señora Olga descubrió que en la cocina a toda la
comida le echaban un polvo raro… pero no consiguió saber de qué se trataba ese
polvo.
Capitulo XIII. “El “Ángel de la Muerte” contra
el “Gran Seleccionador””
“Aquel día debí morir. Ni siquiera cuando fui
“seleccionada” estuve tan cerca de la muerte” Sacado del libro “Los Hornos de
Hitler” pp135.
La señora Olga narra que aquel día fue súper extraño, ese
día debió de haber muerto, ya que si la señora Irma no hubiese sido tan curiosa
ella habría muerto.
En aquel tiempo las selecciones eran llevadas a cabo por
las Jefas femeninas Hasse e Irma.
La señora Olga se la pasaba bien con el doctor Fritz
Klein, médico de la S.S. encargado del campo de mujeres de Auschwitz. Ella le
dijo al doctor que seguramente había de haber alguna equivocación en las
últimas selecciones, ya que encerraron en los lavabos a algunas prisioneras que
no están enfermas, él le dijo que no podía hacer nada porque él no tenía el
control de las selecciones, ella le dijo que pensara en ellas que algunas
todavía tenían a su madre, hermana o
algún hijo que pensara en ellos si los tuviese, el doctor no dijo nada, después
de haber ido a ayudar a las mujeres encerradas en el lavabo, muchas mujeres se
quejaron pero hasta ahí se quedó.
El doctor fue un día en domingo (lo cual era muy raro) y
como a las mujeres las tenían castigadas (estaban de rodillas con las manos
hacia el cielo) pero el doctor le hablo a Olga y ella se levantó (eso no estaba
permitido y merecía la muerte). La señora Irma se dio cuenta y fue rápidamente
con ellos, le dijo a Olga que porque había abandonado la formación y casi la
mata antes de contestar pero el doctor se metió y le dijo que él le había
hablado, ellos discutieron por un rato pero al final Irma sólo le prohíbo
hablarle a el doctor ya que le pregunto algunas cosas.
Capitulo
XIV. “Organización”
Un día a Olga le dieron el consejo que tenían que
aguantar y le dieron la palabra de “Organizara”
ella al principio no entendió, pero después entre platicas entendió que
era “robar” en el Canadá tenían de todo. Entre ellos era común que se robaran
cosas, además por una parte lo tomaban como compañerismo si se robaban algo
para alguna compañera; entre uno de esos días su amigo L se robó cinco cucharas
le regalo una a cada enfermera y claro que por eso
se emocionaron ya que no tenían con que comer y tenían que lamer como animales eso
la puso muy contenta a la señora Olga, pero cuando se enteró de que se la habían
robado le causó un gran disgusto claro, le fue más sorprendente cuando se enteró
de quien se la había robado, esa mujer había sido una de las más ricas de américa
por supuesto “tenia” muchos valores y era muy refinada, pues esa mujer se fue
deshaciendo con el campo de concentración.
Entre tantas
mujeres habían policías y un de ellas era Malika, ella se encargaba de que los judíos
no intercambiaran con los demás, Malika intercambiaba prendas de lana por
comida. Olga decidió sacrificar su comida para compra una chamarra, mientras
esperaban veían como una cocinera cocinaba un plazki ella les dijo que les
daría un pedazo a cada una si le daban unas aspirinas, ellas dijeron que si de
inmediato, pero después se sintieron culpables porque las aspirinas eran
escasas y solo las usaban para emergencias y ellas las habían desperdisiado en
un simple dolor de oídas, pero como era tanta el hambre que tenían no les quedo
de otra.
Capitulo
XV. “Nacimientos Malditos”
El problema más angustioso que tenían en trabajar en la
enfermería, era el de atender a las mujeres embarazadas, la orden era de que si
el bebe nacia vivo ellas y el recién nacido tenían que ir directo a la cámara de
gas, si el bebe nacia muerto o sin esperanzas de vivir las dejaban vivir y
regresar a la barraca a ellas, pero al bebe no. Esto era a causa de que los
Alemanes ya no querían más niños en las barracas ni más vidas. Olga no pudo
dormir, pero al final se le ocurrio simular todo, que los bebes nacian muertos,
así las madres de ellos podrían continuar con vida, sólo había un problema, si
las descubrían ellas también irían a la cámara de gas o la tortura o porque no
ambas. Olga y sus compañeras enfermeras, cuando nacia el bebe le tapaban la
nariz con unas pinsas y en cuanto abrían la boca para respirar le ponían una
pastillas mortal para los bebes así no dejarían marcas con inyecciones, ella decía
que los Alemanes las habían convertido en acecinas.
Algunas mujeres lograban ocultar su embarazo, ellas lo
que hacían era cubrirse con muchas sabanas y por esto mismo los Alemanes
emplearon por revisarlas bien, y si se encontraban embarazadas las inyectaban
para que prácticamente abortaran.
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