martes, 7 de mayo de 2013


Alumna: Gabriela Jacqueline López García.  "Hornos de Hitler"

Capitulo XII. “El Depósito de Cadáveres”

En este capituló la señora Olga narra como a pesar de que trabajaba en la enfermería tenía que trasladar los cadáveres del hospital (ya que se los ordenaban); aparte de esto tenían que limpiarlos y a pesar de que no tenían mucha agua para los vivos, mucho menos para los muertos. Después de esto los aventaban a un montón de cadáveres putrefactos; esto era aún más repugnante ya que no tenían para limpiarse las manos y así tenían que seguir su día; si no hacían esto rápido los alemanes se disgustaban y las golpeaban para que lo hicieran más rápido, había veces que se tropezaban con los cadáveres por lo mismo de que lo querían hacer rápido. Muchos de aquellos cuerpos pertenecían a personas que habían muerto con enfermedades terribles.

Había una joven polaca que platicaba sólo de su madre le tenía mucho amor, ella decía a la señora Olga que su madre se encontraba en las montañas que los Alemanes jamás la encontrarían ahí, pero un día que penetraban en el deposito la chava comenzó a reír a carcajadas histéricas, la señora Olga tuvo que sacarla de ahí para que los Alemanes no la mataran, ella había descubierto a su madre ahí entre los cadáveres a la cual creía tan segura.

Las mujeres estaban muy flacas por lo mismo de que no las alimentaban adecuadamente, la señora Olga descubrió que en la cocina a toda la comida le echaban un polvo raro… pero no consiguió saber de qué se trataba ese polvo.


 

 Capitulo XIII. “El “Ángel de la Muerte” contra el “Gran Seleccionador””

“Aquel día debí morir. Ni siquiera cuando fui “seleccionada” estuve tan cerca de la muerte” Sacado del libro “Los Hornos de Hitler” pp135.

La señora Olga narra que aquel día fue súper extraño, ese día debió de haber muerto, ya que si la señora Irma no hubiese sido tan curiosa ella habría muerto.

En aquel tiempo las selecciones eran llevadas a cabo por las Jefas femeninas Hasse e Irma.

La señora Olga se la pasaba bien con el doctor Fritz Klein, médico de la S.S. encargado del campo de mujeres de Auschwitz. Ella le dijo al doctor que seguramente había de haber alguna equivocación en las últimas selecciones, ya que encerraron en los lavabos a algunas prisioneras que no están enfermas, él le dijo que no podía hacer nada porque él no tenía el control de las selecciones, ella le dijo que pensara en ellas que algunas todavía tenían a su madre, hermana  o algún hijo que pensara en ellos si los tuviese, el doctor no dijo nada, después de haber ido a ayudar a las mujeres encerradas en el lavabo, muchas mujeres se quejaron pero hasta ahí se quedó.

El doctor fue un día en domingo (lo cual era muy raro) y como a las mujeres las tenían castigadas (estaban de rodillas con las manos hacia el cielo) pero el doctor le hablo a Olga y ella se levantó (eso no estaba permitido y merecía la muerte). La señora Irma se dio cuenta y fue rápidamente con ellos, le dijo a Olga que porque había abandonado la formación y casi la mata antes de contestar pero el doctor se metió y le dijo que él le había hablado, ellos discutieron por un rato pero al final Irma sólo le prohíbo hablarle a el doctor ya que le pregunto algunas cosas.

 


 

Capitulo XIV. “Organización”

Un día a Olga le dieron el consejo que tenían que aguantar y le dieron la palabra de “Organizara”  ella al principio no entendió, pero después entre platicas entendió que era “robar” en el Canadá tenían de todo. Entre ellos era común que se robaran cosas, además por una parte lo tomaban como compañerismo si se robaban algo para alguna compañera; entre uno de esos días su amigo L se robó cinco cucharas le regalo una a cada enfermera y claro que por eso se emocionaron ya que no tenían con que comer y tenían que lamer como animales eso la puso muy contenta a la señora Olga, pero cuando se enteró de que se la habían robado le causó un gran disgusto claro, le fue más sorprendente cuando se enteró de quien se la había robado, esa mujer había sido una de las más ricas de américa por supuesto “tenia” muchos valores y era muy refinada, pues esa mujer se fue deshaciendo con el campo de concentración.

Entre tantas mujeres habían policías y un de ellas era Malika, ella se encargaba de que los judíos no intercambiaran con los demás, Malika intercambiaba prendas de lana por comida. Olga decidió sacrificar su comida para compra una chamarra, mientras esperaban veían como una cocinera cocinaba un plazki ella les dijo que les daría un pedazo a cada una si le daban unas aspirinas, ellas dijeron que si de inmediato, pero después se sintieron culpables porque las aspirinas eran escasas y solo las usaban para emergencias y ellas las habían desperdisiado en un simple dolor de oídas, pero como era tanta el hambre que tenían no les quedo de otra.

 


 

Capitulo XV. “Nacimientos Malditos”

El problema más angustioso que tenían en trabajar en la enfermería, era el de atender a las mujeres embarazadas, la orden era de que si el bebe nacia vivo ellas y el recién nacido tenían que ir directo a la cámara de gas, si el bebe nacia muerto o sin esperanzas de vivir las dejaban vivir y regresar a la barraca a ellas, pero al bebe no. Esto era a causa de que los Alemanes ya no querían más niños en las barracas ni más vidas. Olga no pudo dormir, pero al final se le ocurrio simular todo, que los bebes nacian muertos, así las madres de ellos podrían continuar con vida, sólo había un problema, si las descubrían ellas también irían a la cámara de gas o la tortura o porque no ambas. Olga y sus compañeras enfermeras, cuando nacia el bebe le tapaban la nariz con unas pinsas y en cuanto abrían la boca para respirar le ponían una pastillas mortal para los bebes así no dejarían marcas con inyecciones, ella decía que los Alemanes las habían convertido en acecinas.

Algunas mujeres lograban ocultar su embarazo, ellas lo que hacían era cubrirse con muchas sabanas y por esto mismo los Alemanes emplearon por revisarlas bien, y si se encontraban embarazadas las inyectaban para que prácticamente abortaran.

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