30 Abril 2013
Capitulo
8
‘’Soy Condenada a Muerte’’
Pasaron unos días, la
actividad que las volvía locas era asistir a las formaciones. Ella estaba más
delgada que un esqueleto, tenia calentura y tenía ataques de tos. Un día que se
sintió mas enferma que otras veces se cubrió la espalda con un pedazo de una
ajada de tela de lana. Magda una de sus amigas siguió su ejemplo, tenía anginas
y se envolvió la garganta con un andrajo.
Tenía esperanza de que la
‘’Fuhererin’’, la Hasse, no les notara nada y que se podrían quitar las prendas
que habían añadido a la vestimenta. Pero Hasse se dio cuenta inmediatamente los
cambios que habían introducido en su vestimenta. Era una infracción grave de la
disciplina. Las golpeo cuanto les dio la gana y todavía las designio para la
‘’selección’’. De esa manera las condenaban a muerte por un ‘’pecadillo’’.
Entre las seleccionadas había
unas cuantas docenas de su barraca. Las ‘’Stubendients’’ las acarraban hacia la
salida de campo.
El camión que las iba a
trasladar a la cámara de gas no había llegado todavía. A ella ya le había
constado que la selección equivalía a la cámara de gas. Había muchas otras que también
ya lo sabían y había otras que se negaban a aceptar la realidad.
Dudaban porque no querían
dar crédito a lo que les decía. Aun en el mismo momento en el que eran
empujadas dentro de la cámara de gas.
Ella pensaba en romper el
cerco e huir, le comento a Magda y ella se negó, iba a intentar ella sola pero
varias de las seleccionadas empezaron a gritar que alguien se iba a escapar, se
preguntaba porque la iban a traicionar, ellas indudablemente seguían dudando
que las iban a llevar al matadero.
Derrepente Olga diviso un
palo tirado en el suelo. Y un palo en Auschwitz era símbolo de poder y
autoridad, agarro la estaca y se mezclo con un grupo de studients de obra
barraca. Magda cambio su opinión y la siguió.
Se ofreció a ayudar a los
cargadores de los peroles de sopa, y así procedió de barraca en barraca hasta
que logro llegar a la suya. Magda quien había hecho exactamente lo mismo desapareció
en otro bloque.
Se cambio de ropa con otra
deportada y se escondió en la Koia. Tuvo cuidado de no salir hasta la primera
revista. Hubieron unas prisioneras que se quedaron asustadas al verla, pero
ella explico muy tranquilamente que debía de estarse confundiendo.
Capitulo 9
‘’ La Enfermería’’
Durante semanas no hubo
medios para atender a los enfermos, no había hospital para los servicios médicos,
ni disponían de productos farmacéuticos. Un día se anuncio que iban a tener una
enfermería. La nombraron miembro del personal de la enfermería.
Después de su llegada le
suplico al doctor Klein que era jefe de la S.S del campo, que le permitiera
hacer algo para aliviar los padecimientos de sus demás compañeras. La rechazo
porque estaba prohibido dirigirse al doctor de las S.S sin autorización.
En la barraca No.15 es la
que estaba en peores condiciones de todo el campo.
Unas semanas después se
instalo un hospital al otro extremo de la barraca. La única luz que tenían era
la del pasillo; no había agua corriente y les resultaba difícil mantener limpio
el suelo de madera.
El mobiliario de la enfermería
se componía de un gabinete de farmacia sin anaqueles, una mesa que tenían que
nivelar con ladrillos y otra mesa grande que tenían que cubrir con una sabana
para que colocaran en ella los instrumentos. Utilizaban los mismos instrumentos
sin esterilizarlos y sabían que exponían a sus pacientes a una posible infección.
Se levantaban a las cuatro
de la mañana y las consultas empezaban a las cinco.
Las consultas se sucedían
sin interrupción desde el amanecer hasta las 3 de la tarde, era la hora en que
se detenían un poco para descansar o dedicar su tiempo para su comida.
Ya no tenía que dormir en la
koia, solo habían cinco mujeres trabajadoras que dormían juntas.
La situación mejoro poco
cuando se instalo el hospital al otro extremo de la barraca. Ese espacio estaba
reservado para los casos que requerían intervención quirúrgica.
Cuando las enfermeras tenían
casos contagiosos, se veían obligadas a llevar a las mujeres al hospital de la
otra sección.
Si se quedaban con las
contagiosas corrían el peligro de extender la enfermedad; pero en cuanto
llegaban los pacientes del hospital, corrían el peligro de ser seleccionadas.
Capitulo 10
‘’Un nuevo motivo para
vivir’’
A veces iban también hombres
a la enfermeria.Generalmente eran internados los que trabajaban en campos de
mujeres. Entre ellos llego un día un francés ya entrado en años, a quien lo
designo con letra ‘’L’’. La herida que tenía en el pie lo convirtió en
visitante asiduo de la enfermería.
Todos los días llevaba
noticias alentadoras de la situación militar y política de Europa. Mientras le
curaban sus lesiones, el calmaba su espíritu atribulado. Su vida le parecía una
carga terrible. Ella había perdido a sus padres, y a sus hijos, y no sabía ni
una palabra de su marido. Sus compañeros notaban a los ojos vistos que la
estaba demacrando día a día.
‘’L’’ la llamo y le dijo que
no tenía derecho a destrozar su vida, que ella no tenía más remedio que seguir
adelante, aunque sea para aliviar los sufrimientos de las personas que hay en
su alrededor.
Lo esencial era que tuviera
un objetivo, una ilusión.
Atreves de nuevos contactos
se entero por fin de los detalles más concretos sobre la cámara de gas y los
crematorios.
Al principio los condenados
a muerte en Birkenau eran fusilados en el bosque de Braezinsky o ejecutados por
gas en la infame casa blanca del campo de concentración. Los cadáveres eran
incinerados en una fosa. Después de 1941 se pusieron en servicio 4 crematorios.
A partir de junio de 1943 la cámara de gas y los crematorios estaban reservados
exclusivamente a los judíos y gitanos. Generalmente estos eran ejecutados por
fusilamiento, horca o inyecciones de veneno. Los 4 hornos de Birkenau eran
calentados por un total de 30 hogueras o fogatas. A 360 cadáveres cada media
hora, que era el tiempo necesario para reducir a cenizas la carne humana, salían
720 por hora ósea 17280 cadáveres cada veinticuatro horas.
También las fosas de la
muerte, en que podían destruir otros 8000 cadáveres diariamente, debían
cremarse a día unos 24000 cadáveres.
El año 1943 fueron
transportados cuarenta y siete mil judíos griegos a Birkenau. De ellos fueron
ejecutados inmediatamente treinta y nueve mil. En el año 1944 toco el turno a
los judíos húngaros y más de medio millón fueron exterminados.
En menos de un trimestre los
alemanes habían liquidado a mas de 1 300 000 personas en Auschwitz-Birknau.
Los viejos, enfermos, y
niños de menos de 12 o 14 años eran destacados a la izquierda y el resto a la
derecha. La izquierda era la cámara de gas y el derecho de tensión temporal.
Los condenados eran
conducidos a un largo viaducto subterráneo, llamado ‘’Local B’’, podían
acomodarse allí hasta dos mil personal.
El ‘’director de los baños’’
de blusa blanca, repartía toallas y jabón… eso era un detalle más de la misma
farsa.
‘’El baño’’ para el cual
eran preparados los condenados, no era más que la cámara de gas.
Habían algunos condenados
que querían retroceder pero los alemanes lo empujaban brutalmente.
En algunos casos habían
muchos sobrevivientes; pero a los alemanes no les importaba, cuando algunos
respiraban, se los llevaban al crematorio y los empujaban a los hornos.
Muchas personalidades
destacadas del nazismo, políticos y otros estaban presentes cuando se inauguraron
el crematorio y las cámaras de gas. El mismo día de la inauguración, fueron
sacrificados doce mil judíos polacos.
Capitulo 11
‘’Canadá’’
En Auschwitz –Birkenau un
edifico que se llamaba ‘’Canadá’’ y
dentro de sus muros se almacenaban las ropas y las demás pertenencias quitadas
a los deportados.
A los objetos quitados a los
deportados o sustraídos de sus equipajes, también ellos añadían el pelo de las víctimas.
Los que pertenecían al personal del Canadá o quien estaba
asociado con sus comandos tenía un gran privilegio, tenían muchas oportunidades
de robar y a pesar de las amenazas ellos lo aprovechaban.
Pero los oficiales alemanes
los que hacían viajes de inspección al Canadá, se llevaban unos diamantes como
recuerdo en cámara fotográfica.
Los objetos robados del Canadá
se negociaban después en el mercado negro.
Tenían un mercado negro muy
activo, los precios eran de conformidad con el artículo.
Así como una libra de
margarina costaba 250 marcos de oro; ósea 100 dólares, un kilo de mantequilla
500 marcos, un kilo de carne 1000 marcos, un cigarrillo costaba 7 marcos. Y
solo unos podían permitirse esos lujos.
Los alimentos robados los
cambiaban por zapatos o chaquetas viejas. Todas las tardes entre las 5 y las 6,
funcionaba fuera de las barracas un concurrido mercado negro.
Las internadas del campo
tiraban sus raciones de margarina o de pan por encima de la alambrada de púas,
al campo checo.
Y las checas en cambio
arrojaban prendas de vestir. Aunque las prendas se podían enganchar en los
alambres, ‘’pero ellas arriesgaban’’.
Rangel Servin Brenda Michelle