Alumno: Cruz Frausto Edgar Isaac. Grupo: 2O6
Capitulo 8.
Soy condenada a muerte.
Este capítulo habla sobre que Olga ya se encuentra muy enferma ya que
los últimos días se había mantenido sin comer, ella estaba muy delgada y
también le había afectado el clima porque algunas veces las sacaban a la formación
en el frio, calor y cuando llovía. Olga al igual que sus compañeras se
encontraba muy mal de salud y cuando las sacaron a la formación se trataban de
cubrir con una manta pequeña sin que las vieran. Después de un rato, Olga fue
elegida en la selección, ella sabía que eso era demasiado malo porque cuando
las seleccionaban las llevaban a las cámaras de gas y por eso se empezó a
preocupar mucho e incluso le comento a una de sus compañeras que también fue
seleccionada, que si intentaban escapar pero ella por miedo le dijo que no
porque si lo intentaban, inmediatamente serian asesinadas. Luego cuando ya casi
las subían al camión para llevárselas, Olga se armó de mucho valor y se echó a
correr a la cocina cuidando que no la vieran, y así es como pudo llegar a salvo
a la cocina y rápidamente se vistió como las cocineras. Después cuando ella se
fue de la cocina se encontró con su compañera que le había dicho que escaparan
ya que ella al ver a Olga también corrió pero cada quien se fue para distintos
lados. Más tarde Olga se fue a su barraca y la empezaron a observar las demás y
le dijeron que ella que hacia allí, si la habían seleccionado, y Olga lo único
que hizo fue negarlo todo. Al lograr eso ella estaba muy tranquila ya que se
había salvado de la muerte.
Capítulo 9.
La enfermería.
Este capítulo trata sobre que Olga la ponen como enfermera con todas
las demás mujeres que se encontraban allí, elegían solo a las mujeres que se
les conocía por su profesión de doctoras, al principio los alemanes no querían
aceptar esa propuesta de que hubiera enfermeras pero al final terminaron
aceptando. De inmediato Olga y sus compañeras empezaron a atender a todas las
mujeres enferma que habían en las barracas y eso lo hacían en la pequeña
enfermería que hicieron y la farmacia, después ya fue cuando construyeron un
hospital donde se presentaban miles de mujeres con enfermedades grabes. Olga y
sus compañeras no se daban abasto ya que nada más eran 5 enfermeras con ella y
los alemanes no querían poner más, y por lo tanto las consultas empezaban a las
5:00 am y terminaban a las 3:00 pm o luego cuando tenían que operar trabajaban
toda la noche. Lo que a Olga le preocupaba mucho era que podía infectar a las
enfermas ya que el hospital era tan miserable que no tenía muchas herramientas
para atender a las enfermas y las pocas que habían estaban en muy malas
condiciones, también el hospital como el piso era de madera, la sangre no se
podía quitar fácilmente ósea que estaba muy sucio. Olga y las demás enfermeras tuvieron
habitaciones mejores a las que tenían antes ya que estas eran de madera pero un
poco más grandes, solo les molestaba cuando hacía mucho viento porque la madera
rechinaba. Como había muchas enfermas, a ellas eran las primeras que las
mandaban a las cámaras de gas y Olga trataba de decirles eso pero las demás no
le creían y una de ella le pregunto a un alemán que si eso era cierto pero él
le negó todo. Después construyeron otro hospital pero engañaban a la mayoría de
las mujeres que estaban muy grabes y las subían en camionetas para llevárselas
a las cámaras de gas.
Capítulo 10.
Un nuevo motivo para vivir.
En este capítulo Olga ya está muy desanimada, es decir, ya no tenía
ganas de vivir por todo lo que estaba pasando, pero cuando su depresión ya era demasiada
llega un hombre francés a la enfermería donde estaba ella, claro que allí no podían
entrar hombres, solo mujeres pero como él estaba trabajando noches ya su enfermería
de los hombres estaba cerrada y no tuvo más remedio que ir allá. Desde el
primer momento a Olga le cayó muy bien ese hombre el cual lo describe como “L.”
en el libro. Este L. le llevaba muchas noticias a Olga sobre lo que ocurría
fuera de las barracas e incluso pudo levantarle el ánimo y hacerle ver que la
vida es lo máximo que puede tener uno. También le dijo que todo lo que estaba
pasando no se podía quedar así, y le dio una buena idea la cual fue, escribir
todo lo que pasaba para que cuando terminara la guerra pudieran ver lo malo que
hacían los alemanes. Después Olga empezó a observar que los alemanes ya no tenían
preferencias ya que mandaban a todo tipo de persona (judíos, gitanos, etc.) a
la cámara de gas. Lo que más me sorprende es que los alemanes tenían cuatro
hornos de Birkenau y allí quemaban los cadáveres y al dia se cremaban
aproximadamente veinticuatro mil cadáveres y los alemanes le llamarón, “Meta de
producción”-Nazi. Después como Olga ya llevaba tanto tiempo en el campo de concentración
se daba cuenta de cuantas personas llagaban a Auschwitz-Birkenau y empieza a
decir algunas fechas en las que llegaban los trenes llenos de judíos para
volverlos prisioneros. Ellos los ponían a trabajar para quemar los cadáveres pero
como eran demasiados, su jornada de trabajo era muy larga, así que algunas veces echaban a los cadáveres en las
fosas de la muerte. Cada mes que pasaba, los trenes llegaban más llenos de
personas y así fueron aumentando mes con mes.
Capítulo 11.
Canadá.
Este capítulo habla sobre que había un edificio
el cual se le llamaba “Canadá”, era un espacio
donde tenían todas las cosas de los deportados, tenían ropa, cosas de valor,
herramientas, etc. Pero todos eso objetos los vendían en el mercado negro en el
cual solo podían comprar los que trabajaban en el Canadá o algunos deportados
que trabajaban en la cocina ya que ellos no estaban tan mal como los otros. También
los que podían ir al mercado negro, eran los checos, que también eran
deportados y estaban a un lado donde se encontraba Olga pero los separaba un
alambrado de púas, a ellos les intercambiaban alguna prenda u otras cosas por
comida, ya que los checos estaban privilegiados por ese lado, que tenían ropa o
algunas cosas de valor pero no tenían nada de comida y algunas veces los del
campo de concentración donde estaba Olga les aventaban comida a los checos por
el alambrado y ellos les aventaban ropa.
Después a los checos se les había terminado su gozo, porque los alemanes los iban
a mandar a los crematorios, y lo que más me gusto fue que un checo estaba
enamorado de una mujer joven que estaba en el campo y le dijo que él tenía un
diamante y que antes de que se lo llevaran iba a dar ese diamante a los
alemanes para que pudiera pasar con ella un ratos antes de que fuera asesinado.
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