lunes, 3 de junio de 2013





ENSAYO.
“EPOEM 258”

Nombre: López García Gabriela Jacqueline.

Grupo: 206°

Profesora: Liliana

Materia: Comprensión Lectora & Redacción
LOS HORNOS DE HITLER.

Introducción.

Estos capítulos se me hicieron los mejores del libro “Los hornos de Hitler” ya que fue donde más me sorprendí y me impacte más con el título de los capítulos. Me agradaron mucho estos capítulos por ello fue que los elegí, me intereso la trama y el cómo los desarrollo la señora Olga; creo que los nombres de estos mismos son los que le dan un poco más de personalidad.
 

Cap. VIII “Soy Condenada a Muerte”; Cap. IX “La enfermería” & Cap. X “Un Nuevo Motivo Para Vivir”

La señora Olga y sus demás compañeras estaban cansadas desahuciadas, dice ella que a punto de volverse locas, los días se les hacían interminables, no podían hacer nada ya que era obligatorio.
La señora Olga había atrapado un resfriado tenia tos y calenturas, en ocasiones escalofríos. Una “vecina” le había prestado un pedazo de tela con la cual se cubría, pero tenía que esconderse si no la aborrecible de la “Fúhrerin”, Hasse, porque ellas notarían que habían agregado prendas a su vestimenta; así que por eso las pusieron en un lugar donde fuera fácil de quitarlas. Para la mala suerte de la señora Olga y su amiga, Hasse se dio cuenta de inmediato de los cambios que habían hecho en sus vestimentas (eso era una infracción grave para ellas), así que Hasse las golpeo cuanto pudo y todavía las designo para la selección, donde se les condenaba a muerte (y solo por agregar unos cuantos trapos a su vestimenta).
Olga creía que la “selección “ era para mandarlas a la cámara de gas, sin duda alguna, cuando ya estaban en la selección la señora Olga, dice que a unos metros estaba la llamada “panadería” y que desde ahí llegaba el olor dulzón. (la panadería era donde quemaban a las personas muertas); su amiga Magda era uno de tantos optimistas que creía que la selección no era para mandarlos a la cámara de gas, en lo que estaban formadas para la selección las stubendiensts y los internados Alemanes hicieron un circulo en torno a ellas tomándose de las manos, para que así no fuesen a huir, en eso Olga se acercó a Magda para decirle que huyeran, pero Magda no quiso, Olga trato de convencerla pero ella se resistía y fríamente replico que ¡no!. Olga a penas lo pensó y las demás seleccionadas comenzaron a gritar -¡Stubendiensts! ¡Alguien va a escapar!; ella tuvo que quedarse en las filas sin hacer nada, pero aun así trataba de alejarse de las filas de sus compañeros, de repente encontró un palo de Auschwitz (símbolo de poder y autoridad) Olga lo tomo y se mesclo con un grupo de Stubendiensts de otra barraca, de ahí se fue rápidamente a la cocina, Magda cambio de parecer y la siguió (a Olga) rápidamente ambas comenzaron a ayudar en la cocina, así hasta llegar a su barraca, Magda quien había seguido a Olga, había desaparecido en un bloque. Olga sin dificultad alguna se cambió de ropa con una de sus compañeras. Ahí había prisioneras, las cuales se sorprendieron al verle (ya que la habían elegido para la selección), pero Olga fue explicándoles que tal vez la confundían con alguna otra compañera, las demás se quedaron tranquilas; al siguiente día Stubendiensts la despertó (era una mujer que Blocova tenía como criada personal), la mujer le dijo que Irka quería de inmediato las botas que usaba o si no le denunciaría a Hasse, Olga le dijo que estaba enferma y que no podría descubrirse los pies, la mujer le dijo que le mandaría otros zapatos, Olga enseguida acepto, al día siguiente recibió dos zapatos diferentes y ambos eran izquierdos, pero fue un buen trato, ya que negocio por su vida.

Olga nos cuenta como las semanas siguieron pasando y había quien les atendiese a las enfermas, hasta que un día no muy esperándola noticia de que harían una enfermería, y elegirían a enfermeras; no dice ¿cómo? ni ¿dónde? Pero ocurrió, a la señora Olga la eligieron como enfermera, a ella y a otras cuatro mujeres más, en total cinco mujeres. Pocos días después de que la señora Olga ya era toda una “enfermera” le suplico al doctor Klein que le dejara hacer algo para poder aliviar los padecimientos de sus compañeras, pero el doctor Klein simplemente se alejó y respondió fríamente que no. En la barraca numero 15 era donde se destinaria la nueva enfermería, aunque antes esa barraca era la que estaba en peor estado.

Después de unas semanas se instaló el nuevo “hospital” a un extremo de la barraca 15. El mobiliario de la enfermería y el hospital eran vagamente los necesarios. La señora Olga y sus compañeras trataban de ser lo más limpias posible para que así las infecciones no corrieran, las mujeres estaban muy graves eran trasladados al hospital (donde se creía que llegaba una ambulancia de la cruz roja falsa para llevarlas a la cámara de gas o inyectarles una sustancia rara en el corazón, la cual les causaba la muerte inmediata) Nos cuenta como sus pobres compañeras se quedaban en filas esperando a que se les atendiera, y a pesar de que empezaban a las cinco de la mañana y terminaban a las tres de la tarde (aunque había veces en que terminaban a las ocho de la noche) no les alcanzaba el tiempo para atender a las mujeres. A las enfermeras se les permitió dormir los primeros días en la enfermería, después le dieron su propio “departamento” (que tiempo atrás había sido el viejo urinario de la barranca numero 12), Olga y sus compañeras, aun así seguían felices porque sería para ellas, tenían dos cobijas para cada una, una se la ponían en el piso y con la otra se cubrían. Ella dice que al vivir ahí era como un sueño, después de haber vivido tanto tiempo en las koias, era mucho mejor vivir ahí.
La señora Olga nos cuenta que a veces atendían a uno que otro hombre en la enfermería que tenían en su barraca, porque cuando ellos llegaban a veces encontraban su enfermería cerrada, ni modo de no atenderles y aunque esto estaba estrictamente prohibido por los alemanes ellas aun así lo hacían (eso sí, seguían siendo seres humanos y ellas no eran como sus jefes). Entre uno de los que llegaron para atenderles llego un francés (su nombre no se indica, pero la señora Olga lo menciona con la letra “L”). El señor L era una persona encantadora, este seños les daba información mientras le curaban sus lesiones (era como su noticiero) ya que era la única fuente de información, les contaba sobre la guerra y todas esas cosas, pero ellas como no sabían mucho de eso… (Yo siento que a veces no le entendían bien).

Olga se sentía muy mal porque recordó a su familia, ella no tenía ninguna información sobre ellos y eso le preocupaba. El señor L le dio muchos ánimos, le dijo que aunque no tuviera ninguna razón para estar ahí tenía que hacerlo porque había pasado por mucho.

. . .

La señora Olga nos da una narración de como maltrataban a los condenados a muerte y a los que ya estaban muertos, dice que los amontonaban todos como si fuesen costales de papas; (eso se me hace injusto, a pesar de que ya habían pasado por mucho todavía se daban el lujo de arrojarlos como fuese) Los muertos en ese tiempo fueron más de 1, 300,000 en tan poco tiempo.

Conclusión.
De estos capítulos aprendí mucho, sobre todo a valorar la vida que tengo y que he vivido durante todo este tiempo, ya que los seleccionados ahí no tenían ninguna esperanza de vida, y las cosas por las cuales tenían que pasar eran horrorosas, en lo personal creo que esto era una injusticia para todos en general ya que su propósito de los Alemanes era muy absurdo.
De ese libro pudimos sacar varios trabajos, como lo es este mismo, una obra de teatro y unas oraciones que nos sirvieron para lógica. El libro de “Los Hornos de Hitler” es interesante, solo es cuestión de tomarle la debida importancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario